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Este precioso tramo del litoral asturiano está conformado por la parte costera de los concejos de Navia, Coaña, El Franco y Tapia de Casariego. Un territorio con un carácter genuino que abarca desde la playa de Barayo hasta la de Penarronda, donde abruptos acantilados, playas, pedreros, puntas e islotes se suceden al amparo de este bravo mar Cantábrico.

La impronta de la mar ha quedado impresa en en los pueblos marineros y en sus puertos, sus topónimos, sus costumbres y su modo de vida.

Hoy día recorriendo sus muelles, visitando sus atalayas, charlando con sus gentes y disfrutando de su gastronomía, podemos sentirnos privilegiados de tener a nuestro alcance un auténtico Museo Vivo de La Pesca.

La flota artesanal de la comarca sale cada jornada en busca de las mejores especies de la temporada empleando las artes adecuadas, lanzando sus redes, nasas y anzuelos, tal y como han venido practicando sus antecesores y mejorando la técnica generación tras generación. Con el empleo de métodos selectivos se consigue que la captura de especies tan preciadas como pixines (rapes), salmonetes, bogavantes o centollos se realice de un modo sostenible, tratando de asegurar el mantenimiento de recursos para las generaciones venideras.

Pero si en algo son especialistas en esta zona es en el marisqueo de percebes y pulpos, dos auténticas joyas del Cantábrico.

Los percebeiros han de faenar en duras jornadas de verdadera lucha contra la mar, tratando de arrancar literalmente los percebes de las rocas. Unos deliciosos y singulares animales que se aferran a las piedras en las zonas más batidas por el oleaje. Por su parte, los pulpos son capturados mediante habilidosas técnicas, con trampas fondeadas en los lugares precisos en las que entran a alimentarse estos apreciados moluscos.

Puerto de Vega