Donde hoy se asienta el mirador de Os Cañóis fue el lugar escogido para la instalación, en 1780, de una fortificación que sirviese para controlar la playa y el puerto de Tapia, zonas de fácil atraque. En la actualidad aún conserva uno de los cañones con los que estaba equipada.
Además también hay restos de una especie de chimenea o pequeño torreón que se cree relacionado con las funciones del atalayero y el aviso del avistamiento de ballenas para darles caza.
Desde aquà se llega a vislumbrar prácticamente toda la costa hasta la vecina Galicia, con el puerto de Tapia a nuestros pies, durante siglos motor económico y social de esta Villa.
Al frente se alza el islote conocido como El Hórreo y varias piedras más pequeñas, en las que, entre los meses de octubre y abril, se puede ver a los mariscadores jugarse la vida para cavar el percebe.