Lo sabemos: jugamos con ventaja…
El Cantábrico generosamente nos la entrega para que las avezadas y sabias manos de la mar elaboren guisos dignos de los más refinados paladares.
Los pescados de roca son nuestro mejor aliado para una caldereta inigualable por sus calidades.
Con un suave adobo y colocadas las piezas sobre aceite, se mezclan con un sofrito a base de cebolla, ajo, vino blanco y sal; para invocar la bravura y rotundidad del Mar se agrega un toque de pimentón picante o guindilla al gusto.
Ya para adornarla, se pueden añadir a la olla almejas o langostinos, incorporados en los últimos momentos de la cocción.
El plato está listo: ¿Se puede pedir algo más…?