El pulpo de roca es recio y correoso hijo del Cantábrico.
Para su cocinado, el ritual del “asustado†lleva a sumergirlo por tres veces en el agua hirviente que prepara sus tentáculos. Luego, dependiendo de la pieza, se deja cocer hasta que la textura de la carne sugiera su disfrute.
Troceado y aliñado con aceite de oliva, pimentón y sal, se presenta sobre una cama de patatas cocidas cortadas en rodajas –cachelos-.
Para las sensaciones difÃciles de olvidar, servir sobre tabla de madera.